Un fiscal de la nación, especialmente designado para investigar una sola causa. Un único expediente. Durante años, y sin lograr el más mínimo avance.

No hace falta decir su nombre, pero está claro que estamos hablando de Alberto Nisman. El Nisman vivo. El que vivió antes de su trágico desenlace en Le Parc.

¿Homicidio o suicidio? No fue ése el eje de la primera emisión del programa ADN, el exitoso ciclo de periodismo de investigación conducido por Tomás Méndez y que ahora se emite por Canal Extra TV.

El eje de todo el programa fue reconstruir parte de lo que fue Nisman en vida. Cómo trabajaba, para quién, dónde recibía órdenes, dónde cobraba, a quién o quiénes respondía.

Soy hombre de Jaime

"Yo soy, entre comillas, hombre de Jaime, vamos a decir Jaime". La voz es inconfundible. Es el mismísimo Alberto Nisman, el hombre que protagonizó una frenética semana en los estudios de televisión porteños antes de aparecer muerto en el pequeño baño de su departamento.

"Yo puedo tener una relación Jaime (Stiusso), como que en tribunales se comenta mucho. Que hay una pelea muy fuerte entre tribunales y un sector de la SIDE", explica el fiscal.

Quien registra la voz es uno de sus colaboradores, portando uno de aquellos viejos grabadores a cinta. Año 2013. "Para ellos, (Fernando) Pocino representa a un sector. Y acá no hay sectores... vos sabés bien cómo es la SIDE. O la SIDE con la presidenta".

Trabajaba para Israel

Durante el programa estuvo presente en el piso Sergio  Burstein, periodista y familiar de una de las 85 víctimas del atentado a la AMIA, quien no dudó en señalar que Nisman "laburaba para Estados Unidos e Israel, o para el que mejor le pagara", disparó, dando como argumento que "por eso le depositaban en las cuentas en dólares" que tenía en ambos países, a nombres de testaferros como su hermana, su  madre e incluso su empleado Diego Lagomarsino. 

El problema, agregó Burstein, es que en el último año "comenzaron a investigarlo en Estados Unidos por lavado de dinero, porque él no había declarado el cargo que tenía".

"Yo soy hombre de Jaime", la confesión de Nisman acerca de quién era su jefe

Burstein continuó señalando acerca de Nisman que "la DAIA lo visitaba, porque actúa como la embajada paralela de Israel", insistiendo en que el ex fiscal trabajaba para aquel país "como lo prueban los depósitos a su nombre en el banco Merryl Lynch".

-¿Si trabajaba para Israel, cuál era su tarea?

-Su trabajo era acusar a Irán, ni más ni menos. Sin haber conseguido una sola prueba judicial, Nisman iba contra Irán simplemente porque era el enemigo de Israel y de Estados Unidos. Para eso usaron las 85 personas masacradas en la AMIA, y durante todo este tiempo nunca se pudo probar con evidencias judiciales que Irán haya tenido algo que ver.

Cena con el embajador

La emisión de ADN avanzó luego con la revelación de chats entre la ex titular de la Oficina Anticorrupción del macrismo, Laura Alonso, y Joaquín Mirkin, hombre de la embajada de Israel.

En esos chats se verifica que a Alonso fue invitada a cenar a la residencia del nuevo embajador, Ilan Sztulman, diplomático que a pocos días de asumir en Argentina pidió públicamente que se siga investigando la denuncia de Nisman. Solo una semana después de cenar en su casa con Laura Alonso.

Vale recordar que Laura Alonso y Patricia Bullrich fueron las últimas personas con las que Alberto Nisman intercambió mensajes, en la víspera del trágico desenlace que tuvo su vida, tendido en un estrecho baño de un departamento en Le Parc, con un arma en la mano y un balazo en la sien, el 18 de enero de 2015.