“(Los empresarios argentinos) piensan como bolicheros o como usureros.

Esa es nuestra tragedia… tienen la voracidad de las multinacionales”.

Gelbard

Ante un nuevo aniversario de su muerte, ocurrido el 4 de octubre de 1977, es interesante poder dar algunas pistas sobre la vida y accionar de este burgués maldito.

Nacido en Radomsko, Polonia el 14 de abril de 1917, vino con su familia a estas tierras por 1930 y se asentaron en Tucumán y luego Catamarca. De allí empezó su carrera como vendedor en el Norte hasta ser un mediano empresario en el ramo de las corbatas. Vinculado con la comunidad judía de la zona y conectado con el partido Comunista, empieza a tejer contactos con el mundo de comerciantes hasta logra agruparlos. En 1942 es delegado por la Cámara de Comercio de Catamarca en el Consejo Central de Comercio de la República Argentina. 

Si bien vio con simpatía la Revolución del 4 de junio de 1943 y la política social del coronel Juan Perón, apoyaría a la Unión Democrática. Meses antes del triunfo de Perón fue elegido presidente de la Federación Económica de Tucumán, con lo que empezó a tender redes con el nuevo ocupante del Ejecutivo nacional.

En 1950 un encuentro con Perón en el Hotel Castelar de Buenos Aires selló el destino de ambos. A partir de ese momento, sin abandonar sus arreglos con el comunismo local, fue un interlocutor válido con el primer mandatario en materia económica, en paralelo con Miguel Miranda.

José Ber Gelbard: empresario y economista de Perón

El segundo gobierno peronista lo encontró a Gelbard como jefe de la Confederación General Económica, como contrapeso de la Unión Industrial Argentina, aportando su visión para el plan económico y el impulso del Congreso de la Productividad junto a la Confederación General del Trabajo en 1955.

Pero, golpe mediante, se acercó al poder, sea con Arturo Frondizi o con la dictadura de Lanusse, mientras continuó estrechando lazos con el líder exiliado en Madrid.

Privilegio al mercado interno

Ante la perspectiva de la vuelta del peronismo al poder, acuerda con Perón ser su ministro de Economía y poner a la CGE al servicio del justicialismo.

Impulsor del Pacto Social, durante la presidencia de Cámpora, como jefe de la cartera económica nacional (del 25 de mayo de 1973 al 21 de octubre de 1974) junto a José Ignacio Rucci (CGT) y Julio Broner (CGE), que garantizó el crecimiento del mercado interno, el desarrollo de la producción, el freno a  la inflación, el control del precio de 300 productos de la canasta básica y la estabilidad (y suba) de los salarios.

Su plan económico, sustentado en proyectos de leyes como la ley de suspensión de desalojos, la ley de corporaciones de empresas nacionales, impuesto a la renta potencial de la tierra y nacionalización de los depósitos bancarios y renacionalización de bancos fue demasiado para los factores de poder, que lo boicotearon desde el primer momento, aunque por el peso del apoyo popular dado por el triunfo de Perón, por más del 62% de los votos, tuvo un cierto aval que le permitió hacer frente de sus antiguos adversarios empresariales. 

Sus contactos con el PC seguían, al punto de avalar su acuerdo con Cuba, directamente con Fidel Castro, y con el bloque soviético, visita a la ex URSS mediante y entrevista con el premier soviético. También sus encuentros con la cúpula de Montoneros y su trato con el financista David Graiver generaron suspicacias, a la vez que tuvo roses con los desarrollistas y con el diario Clarín, su vocero en aquellos años. 

José Ber Gelbard: empresario y economista de Perón

El plan económico tuvo, sin embargo, muchos detractores, de derecha a izquierda. El empresariado prebendario local y los monopolios fueron sus máximos adversarios. El ministro lo sabía y los padecía.

“Gelbard pensaba como un burgués, pero el problema –dice María Seoane en “El burgués maldito” (1998) – era que la mayoría de los burgueses que lo acompañaban (y también de los que lo enfrentaban) sabía cómo obtener ganancia de dos maneras: recibiendo subsidios del Estado y bajando el costo de la mano de obra, cosa impensable para un proyecto político cuya popularidad se basaba, precisamente, en aumentar la participación de los trabajadores en el PBI.

Piensan como bolicheros o como usureros. Esa es nuestra tragedia – les decía don José a sus fieles. Y agregaba, siempre en la intimidad -: tienen la voracidad de las multinacionales”.

Con la muerte del presidente y la asunción de Isabel, sumado a su permanente enfrentamiento con López Rega, selló su destino. Al tiempo se alejó del gobierno y  vio desplomarse su plan con el Rodrigazo.

Enemigo declarado

El golpe del 24 de marzo de 1976 lo tuvo como enemigo declarado, al punto de quitarle la ciudadanía argentina. Afirmó Seoane: “fue interdicto él, su esposa e hijos, entre los bienes confiscados a Gelbard había casi 3.500.000 acciones de distintas sociedades, entre ellas, Pecerre, Aluar y la totalidad del capital de Chya SA y Difersi SA, y diversos inmuebles – en Cariló, Bariloche y Buenos Aires – por una suma cercana a los 50 millones de dólares”.

Todos aquellos empresarios y colaboradores de “don José” tuvieron que irse del país o esconderse de la persecución de la dictadura. Se exilió primero en Venezuela, pero viendo que los militares argentinos buscaron su extradición, partió rumbo a México, para arreglar algunos negocios y acordar con agentes cubanos un último encuentro con Fidel, y luego de ello viajó a los Estados Unidos, donde falleció el 4 de octubre de 1977.

Recién en 1987 se le devolvió póstumamente su ciudadanía.

La biografía de María Seoane sobre Gelbard, “El burgués maldito” (1998), así como el trabajo de Julián Blejmar del 2019, la investigación de James Brennan y Marcelo Rouquier “Perón y la burguesía nacional” (2013), las memorias de Carlos Leyba, responsable del Plan Trienal, del 2003 y los recuerdos de Duilio Brunelo, gran colaborador de Gelbard y Perón, del 2008, son materiales de consulta para acercarse a la gestión del último representante, en el siglo XX, de la burguesía nacional.

  • Politólogo; Secretario del Instituto Nacional Juan Manuel de Rosas