El subsuelo de la patria sublevada, según el escritor Raúl Scalabrini Ortíz, o el aluvión zoológico, según el legislador radical Ernesto Sammartino, el antecedente a Fernando Iglesias y otros denigradores seriales de la existencia del justicialismo. La jornada del 17 de octubre de 1945 generó las más diversas reacciones, sea desde su gestación hasta los estertores actuales, tanto de mítico apoyo como de cerrada desaprobación.

Acción espontánea para unos, manipulación amparada por la policía y el ejército para otros, lo cierto fue que a nadie dejó indiferente el desarrollo del futuro Día de la Lealtad.

Mucho se ha dicho y escrito, pero siempre desde la visión del varón. Son pocas las oportunidades, salvo con Eva Perón, que se le dio voz a quienes fueron protagonistas, junto a los hombres, de dicha jornada, o aquellas, como Alicia Moreau de Justo y Victoria Ocampo, que fueron adversas a dicha movilización.

Desde el antiperonismo, Mary Main (María Flores), en La mujer del látigo: Eva Perón (1955), sostuvo: “La oposición clamó que esos rufianes no eran verdaderos obreros pues los sindicatos dependientes de la Confederación General del Trabajo todavía no apoyaban a Perón; sin embargo, los obreros de la carne eran los más rudos y revoltosos de todos los trabajadores y no es irracional creer que muchos honestos obreros, que le debían el aumento de sus salarios, se encontraban dispuestos a reunirse para solicitar su regreso, Pequeños grupos de sujetos mal entrazados iban y venían por las calles gritando “Viva Perón”, y trabándose en lucha con los estudiantes. La policía, indecisa vista la confusión de los hechos, se abstenía  de intervenir, mientras la gente que se había reunido en la Plaza San Martín el 12 de octubre (Marcha de la Constitución y la Libertad) se encerraban en sus casas. Sabían que no podían esperar ninguna protección de las fuerzas policiales”.

La Comisión de Afirmación de la Revolución Libertadora, en 1975, al cumplirse el 20° aniversario del golpe cívico militar contra Perón, exteriorizó sus pareceres. Lilianne Bachem de Aragón de Ruiz Moreno y Adela Grondona, entre la exposición de archivos de dudosa verosimilitud e impresiones subjetivas tildando todo el accionar de Perón, hasta cuando iba a dormir, como dictatorial. Lamentablemente ambas no brindaron ninguna referencia, ni siquiera condenatoria, al hecho del 17.

“El 17… nosotros salimos todos a la calle, hasta el gato, porque teníamos miedo de que mataran a un hombre que queríamos como presidente… porque a las ocho menos diez, en Plaza de Mayo, yo estaba en el palco y dijimos si no aparece el coronel Perón dentro de diez minutos, era una orden del sindicato, mañana no trabaja nadie. Y a las doce de la noche Perón apareció…”. María Roldán.

Delfina Bunge de Gálvez, escritora y periodista, contemporánea a dicho suceso, escribió en el diario católico El Pueblo: “Emoción nueva la de este 17 de octubre: la eclosión entre nosotros de una multitud proletaria y pacífica. Algo que no conocíamos, que, por mi parte, no sospeché siquiera que pudiera existir… Nuestros primer impulso fue el del cerrar los balcones. Pero al asomarnos a la calle quedábamos en suspenso… Pues he aquí que estas turbas se presentaban a nuestros ojos como trocadas por una milagrosa transformación. Su aspecto era bonachón y tranquilo. No había caras hostiles ni puños levantados… Estas turbas parecían cristianas sin saberlo. Y sabiéndolo, eran argentinas… Supieron cantar el Himno Nacional con una nobleza como pocas veces alcanzó a ser coreada por el pueblo. Su actitud era tal que nos hizo pensar que ella podía ser un eco lejano, ignorante y humilde de nuestros Congresos Eucarísticos. Tal vez en aquellos Congresos aprendieron esta gente su nueva actitud…”. Sus palabras inicialmente le costaron el repudio  del catolicismo conservador y su lugar en el medio.

Blanca Luz Blum, poeta uruguaya y colaboradora de Perón, en su obra En los brazos de su pueblo regresa Perón (1972) apuntó: “Fue un amanecer limpio y puro el de ese 17 de octubre de 1945, cuando desperté y asomándome al balcón de mi departamento ubicado en Rodríguez Peña 1533 respiré hondamente y me dije: “así debe ser de limpio este día”. Inmediatamente me dispuse para pasar revista a los compañeros peronistas pertenecientes a diferentes ramas sindicales, que noche a noche y hasta el amanecer trabajaban organizando el Gran Día… apretando contra sus pechos aquella consigna concreta y seca como una bala: HUELGA GENERAL. (…)

A la medianoche del 16 de octubre, el círculo se había cerrado. Los ferrocarriles, no correrían por la pampa y se quedarían detenidos allí donde les encontrara las doce de la noche… El gremio ferroviario marcaba la pauta a seguir. ¡El magnífico gremio ferroviario! Al amanecer, el pueblo peronista tomaría la ciudad de Buenos Aires con un solo grito: ¡MI VIDA POR PERON!”

Las mujeres y el 17 de octubre de 1945

María Roldán, militante del gremio de la carne de Berisso, refirió en Doña María (2004), de Daniel James: “El 17… nosotros salimos todos a la calle, hasta el gato, porque teníamos miedo de que mataran a un hombre que queríamos como presidente… porque a las ocho menos diez, en Plaza de Mayo, yo estaba en el palco y dijimos si no aparece el coronel Perón dentro de diez minutos, era una orden del sindicato, mañana no trabaja nadie. Y a las doce de la noche Perón apareció…”

Beba Gil, subdelegada censista en Santa Cruz y enviada por Perón en los ‘50 para organizar en partido femenino chileno, relató en sus Memorias del 2004: “…los primeros días de octubre al coronel Perón lo habían sacado del gobierno y se decía que estaba preso en la isla Martín García; al cobrar, no nos pagaron el 12 de octubre, feriado legal, y nos violentamos protestando frente a la prepotencia de los patrones”.

Ana Macri, delegada censista en Santa Fe y Tucumán, y diputada en 1951, rememoró en su testimonio del 2006, publicado por el Instituto Nacional Eva Perón,  como siendo una joven que no había militado en política: “… salí y pude ver columnas de gente corriendo hacia Plaza de Mayo. Esta eclosión humana reclamaba a gritos la libertad del coronel Juan D. Perón, arrastrando a los transeúntes a unirse con el mismo fin”.

De puño y letra

Finalmente la propia Eva Perón expresó, en varias oportunidades, sus impresiones sobre el 17 de octubre y su participación personal en dicho suceso. En un artículo del diario Democracia de 1948, que recuperé en Evita: su legado de puño y letra  (2009), escribió: “Que el 17 de Octubre es una fecha definitivamente incorporada a las fechas que señalan nuestras gestas de más acertado sabor popular y más efectivo contenido nacional ya es incuestionable, como es incuestionable que nada ni nadie logrará borrarla de la vida de nuestro pueblo. Tiene para nuestra independencia económica y nuestra evolución social, el mismo significado que el 25 de Mayo tuvo para nuestra independencia política”.

Más adelante refirió los hechos de octubre y su rol en diversos discursos dados por ella en los actos en honor a aquel “17”, para profundizar sus conceptos en sus clases de la Escuela Superior Peronista de 1951, publicadas como Historia del Peronismo.

“Es nuestra tu verdad en carne viva/ tu acontecer inmensamente puro/ 17 de octubre/ Pueblo y pasión, columna del futuro”, tal el verso final del poema de 1954 que María Granata dedicó a la pueblada que marcó un antes y después en nuestra historia.

“Que el 17 de Octubre es una fecha definitivamente incorporada a las fechas que señalan nuestras gestas de más acertado sabor popular y más efectivo contenido nacional ya es incuestionable, como es incuestionable que nada ni nadie logrará borrarla de la vida de nuestro pueblo. Tiene para nuestra independencia económica y nuestra evolución social, el mismo significado que el 25 de Mayo tuvo para nuestra independencia política”. Evita, 1948.

Sentimiento que en cada movilización, año tras año, sin importar si el peronismo es gobierno u oposición, si las autoridades de turno no está tan motivadas en ver al pueblo en la calle, si algún iluminado lo quería hacer con una aplicación en el celular o si la dirigencia prefiere hacerlo otro día para no movilizarse el día de la madre, se reafirma como marca identitaria, para saber quién es quién en la militancia, que es la que sostiene hasta el final todo proyecto político, que aunque imperfecto y falto de pasión, debe contraponerse como última barrera a la andanada neoliberal de los factores de poder económico y mediático. Tal como hicieron cientos de mujeres en las rutas ante el menemismo, en las organizaciones sociales ante el desastre de la Alianza pos 2001 y frente al ajuste reciente de Macri, Vidal y Rodríguez Larreta.

Las mujeres y el 17 de octubre de 1945

Memoria, identidad política y fe militante se conjugan en estos relatos de diversas mujeres, que no son los únicos pero sirven, aunque incompleto, como muestreo, para tratar de entender la fecha que fue un antes y después en la historia social de nuestro país.

La polémica sigue, más en estos tiempos de disputas políticas y presiones de los factores de poder, donde los y las que no tuvieron voz fueron protagonistas de su destino en aquel 17 de octubre de 1945, donde en una cálida tarde de primavera nació el peronismo.