El canciller estadounidense, Antony Blinken, llegó hoy a Israel para pedir "medidas concretas" de protección para los civiles en la bombardeada Franja de Gaza, pero mientras lo recibía, el Gobierno de Benjamin Netanyahu, al tiempo que mantiene el asedio y los bombardeos, ordenó la repatriación al enclave de miles de palestinos que habían quedado bloqueados al comienzo del conflicto en su territorio por cuestiones de trabajo.

El secretario de Estado estadounidense proseguirá viaje mañana hacia Jordania en un contexto de temor mundial por una escalada del conflicto, mientras se aguarda el primer discurso que pronunciará desde el estallido de la guerra el influyente líder del Hezbollah libanés Hassan Nasrallah. Se espera que Nasrallah anuncie si su grupo, aliado de Hamas y respaldado por Irán, entrará de lleno en el conflicto.

En paralelo, el papa Francisco habló por teléfono con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, en una charla en la que el líder árabe señaló la urgencia de proveer asistencia humanitaria y de alcanzar la paz en Medio Oriente.

Blinken llegó hoy a la capital israelí y anticipó que en la reunión que tendrá con Netanyahu "vamos a hablar sobre medidas concretas que pueden y deben tomarse para minimizar el daño a los hombres, mujeres y niños de Gaza".

Desde el ataque de Hamas, más de 1.400 israelíes más de 9.000 palestinos murieron, entre ellos más de 3.800 niños

X de Secretary Antony Blinken

Daño civil

Unas 50 instalaciones de la Agencia de las Naciones Unidas para refugiados palestinos en Medio Oriente (Unrwa, en inglés) resultaron dañadas en la Franja de Gaza durante la actual espiral del conflicto palestino-israelí, informó la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).

"Unas 50 instalaciones de la Unrwa han resultado dañadas por los combates desde el comienzo del conflicto", señaló un comunicado de la OCHA, que añadió que casi 700.000 personas se han refugiado en 149 instalaciones.

El Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU estimó que los bombardeos contra Jabaliya, el mayor campo de refugiados de Gaza con unos 116.000 residentes, podían constituir "crímenes de guerra".

Desmovilizados

Desde el miércoles, heridos y personas con pasaporte extranjero pudieron dejar el territorio asediado a través del paso fronterizo de Rafah con Egipto, el único acceso a Gaza no controlado por Israel. La ONU señaló que unos 60 heridos y alrededor de 400 extranjeros o personas con doble nacionalidad salieron ayer, una cantidad similar al día anterior.

Además Israel empezó a enviar de vuelta a Gaza a todos los trabajadores de ese enclave que se encontraban en su territorio en el momento del ataque de Hamas.

"Israel corta todos los vínculos con Gaza; no habrá más trabajadores palestinos de Gaza", había indicado la víspera el gabinete de seguridad israelí. Unos 18.500 gazatíes tenían un permiso de trabajo cuando estalló la guerra, según las autoridades israelíes.